Veo por un reloj de arena, caer grano a grano cada minuto que he dejado pasar, que he dejado perder, en tu espera, en mi intento de olvidarte, o en mi intento de odiarte, qué sé yo... No sé más que el mal sabor de la bebida en mi costado... Qué se más allá de la desesperación de buscarme y no encontrarte...
Qué se yo... sí apenas recuerdo tu rostro, y entre sueños, parece que reconozco tu voz... Y en la quietud de la noche, mientras busco una forma distinta de acabar, de acabarme, una estrella en la obscuridad, entra por mi puerta, me abraza y canta, mientras las lágrimas caen...
Apenas se eleva una luz en la mañana, logro notar que mi estrella no pudo arrancar de mis lágrimas el ultimo suspiro de alma que me queda... Pero sé que cada noche vuelve, para alargar esta agonía... Y mientras, en el día, voy consumiendo el humo que emanan esas ánimas que me van tomando de la mano o me apuñalan por la espalda, mientras beben de mi energía, esa agua negra con aroma a mi perfume...
Qué más puedo saber, sí mi cielo hace tanto es el infierno de tu olvido...
miércoles, 17 de marzo de 2010
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